Me quiero quejar al hospital de Basurto por dejar que la gente visite a los enfermos a todas horas, porque una vez me encontré en mi habitación seis personas y no lo podía soportar. No pude ni entrar a la habitación con tanto jaleo.

En mi opinión, hay gente -no todo el mundo- que va al hospital a hablar, pero yo, como ingresada que era, tenía derecho a descansar en el hospital. A hablar que se fueran a la sala de espera. Además, algunas noches, mi compañera de habitación no hacía nada más que dedicarse a hablar con sus familiares y yo no podía descansar. Con todo esto lo que quiero decir es que limiten las horas de visita, porque un enfermo a un hospital va a curarse, no a hablar; si no, señal de que no está tan enfermo.

También quiero felicitar a todos los cirujanos del hospital de Basurto, en especial, a Alberto Loizate y a su equipo: muchísimas gracias. Han hecho un trabajo espectacular y son gente cercana. También tengo que dar las gracias a las enfermeras por tratarme tan bien y por ser tan atentas. Las auxiliares y las de la limpieza son de primera. Estoy con todos y con todas. Muchas gracias por ser tan amables conmigo.