¿Qué pinta la consejera Celaá en un acto religioso en Loiola? ¿O la Corporación municipal gobernante en El Carmen de Barakaldo? ¿No es que los socialistas somos más bien ateos? Es la cosecha del voto lo que impulsa estas contradicciones. Sesenta mil euros bien valen una misa.
¡Monseñor Munilla! Afirmar que la educación ignaciana de los ejercicios espirituales es un modelo a seguir en el siglo XXI es pasarse unos cuantos pueblos. No tengo nada contra la educación jesuítica, con su pan se lo coman, pero ponerla de ejemplo para una sociedad plural es demasiado.
La educación en el País Vasco está muy bien, mucho mejor que en otras partes, hay muy buenos profesionales que lo hacen verdaderamente bien. Los medios son generosos, no de ayer, precisamente. Si fallan los resultados, que la sociedad lo tiene asumido, es porque fallan las familias o la materia prima. Siempre ha sido así y a la Iglesia no creo que le interese una verdadera educación ni la ciencia.