Estimado Iñaki, hemos leído atentamente tu artículo publicado en DEIA el 24 de mayo, a raíz del fallecimiento de nuestra ama con el título de Karmele Urresti, una gran abertzale y gran euskaltzale. Efectivamente, así era nuestra ama. Te agradecemos el que hayas tenido ese recuerdo. Sin embargo, quisiéramos añadir algunas notas sin las que la vida de nuestra ama quedaría incompleta.

Cuando nuestro aita (comandante del Batallón Aristimuño) decide volver a Euskadi desde Venezuela, en 1943, no lo hubiera podido hacer sin el apoyo incondicional de ama. Volver a aquella España franquista con sus antecedente, con pasaporte falsificado por Nik Kintana, con dos hijos de dos y tres años… tenía bemoles. Fue el único que se arriesgó.

Aita fue detenido, como dices, en 1946, y ama tuvo que recorrer las cárceles de Barcelona, Carabanchel y Guadalajara. El cuerpo de aita fue entregado a su hermano Juan con 40 kilos de peso y falleció al de un mes como consecuencia de las salvajes torturas que le produjo la policía franquista, entre quienes estaba Melitón Manzanas, hoy condecorado y homenajeado como víctima del terrorismo. Ama regresó a Caracas y trabajó hasta jubilarse en 1975, año en que regresa a Euskadi y siguió trabajando, dada su exigua pensión, en Cikautxo de Berriatua y en la enfermería del entrepiso de su casa hasta casi los 80 años.

Aquí termina tu artículo. Quien lo haya leído sacará la conclusión de que se trataba de una emakume abertzale de EAJ-PNV. Y así lo fue durante todos esos años de los que se sentía orgullosa. Pero no estaríamos contando toda su vida.

Ya al comienzo de los 60, tras la muerte del lehendakari Aguirre, a quien ama estimaba mucho, empezaban a trabajar en Caracas personas afines a ETA, reproduciendo ejemplares de Zutik, llegaron los primeros refugiados, los escritos de Txillardegi y comenzaron los primeros problemas en el Centro Vasco. Poco a poco ama se fue alejando de lo que ella había querido tanto. La detención de su hermano Gaizka en 1964, la de dos de nosotros en 1968, los juicios de Burgos... la llevaron, ya claramente, fuera de la línea del PNV, a incorporarse a la izquierda abertzale.

En 1975 se produce la detención de uno de nosotros y el exilio de su nieto Rober. Las campañas pro-amnistía, las luchas antinucleares, su detención y encarcelamiento junto a Andoni Harrizabalaga (padre), Juan Balenciaga y Kepa Bengoetxea en Basauri, su elección como concejala por Herri Batasuna, el cierre de Egin y la detención de Jon Salutregi, sobrino de Andima Ibinagabeitia, le revolverán el estómago. La clausura de Egunkaria y la situación de Martín Ugalde, con quien tenía una buena amistad y a quien cuidaba en Caracas de sus problemas de riñón, le afectará profundamente...

Es difícil resumir sus 35 años en la izquierda abertzale en pocas líneas. Seguro que a ella le parecerían demasiadas. Pero podemos afirmar que caminó hasta su muerte como lo hicieron Jon Idirigoras, Santi Brouard y Telesforo Monzón, quien le llamaba Eresoinkako lili polita.

Bilbao