El Ministerio de Educación va a reducir el número de horas lectivas al profesorado del sector público y la ratio de niños por aula. Supongo su origen en un estudio sobre aprovechamiento escolar del que se deducirá que, quienes forman a nuestros hijos, preparan cada clase como si fuera la primera y eso absorbe muchas horas adicionales; el mismo diagnóstico traducirá la rebaja de ratios en un alumnado más preparado. Porque, si fuera una mera concesión a la paz laboral para mantener el número de educadores pese a la menor natalidad y la recurrencia de los temarios, aparcando la prioridad de los escolares, sería un error.