No habrá cosa más humana que equivocarse. Por eso la visceralidad no es buena consejera. Ya sea en política o en fútbol -¿eh, Nico? ¿Eh, haters?-, lo aparente y lo cierto no siempre son lo mismo. En la Justicia se aplican a desentrañarlo pero no están exentos de patinar. El juez Peinado, el de las instrucciones cuando menos creativas, también se equivoca. Al parecer, ha puesto en riesgo una investigación por presunta malversación porque se le pasó ampliar la instrucción y le ha prescrito. El beneficiado, un alto cargo del alcalde Almeida, del PP. También para equivocarse hay que saber acertar.