Saturno devorando a sus hijos
Las óperas bufas fueron comedia. Hoy una turbamulta de facciosos las utiliza para taladrar la democracia. Guionistas y actores perpetran estas mascaradas a lomos de la osadía y la mediocridad. Por eso las más de las veces los que aparentemente conducen las operaciones son estrellas que acabarán estrelladas, juguetes rotos. Gentes dispuestas a representar las más pintorescas astracanadas para seguir en el machito.
En la última entrega de la serie, la emperatriz de Castilla abandonaba este viernes, airada, la reunión de presidentes autonómicos celebrada en Barcelona al escuchar intervenciones en euskera o catalán que, a su entender, son una expresión de aldeanismo. Un juicio difícil de sostener hasta para una persona de sus parcos méritos. Lo triste no es que de suyo el numerito resultase una lamentable falta de respeto hacia la diversidad y derechos fundamentales de casi la mitad de la población del estado. Lo más lamentable es la plena consciencia con la que los guionistas de la boutade escribieron la escena. El objetivo, insistir en la polarización, seguir barbarizando un rescoldo renegrido, pútrido, pero demoscópicamente rentable, cultivado durante décadas en la escuela franquista. Un verdadero pozo sin fondo del que solo saldrán cubos de odio que acabarán fundiendo la convivencia.
Ese es el programa de los genios que pilotan hoy la derecha española. Parecería una broma si no fuese porque los brillantes guionistas de esta porquería seguirán en los próximos meses emulando a los creadores de las aventuras de Roberto Alcázar y Pedrín. Quizá convenga, para evitar a Feijóo un mal encuentro con ambos, mandarle al rincón de pensar equipado con unas estampitas del Saturno devorando a sus hijos.