La naturaleza es equilibrio. Cuando lo rompemos, todo le va mal y por eso tiende a restablecerlo. Según un estudio reciente, los chimpancés no hablan porque no tienen la anatomía adecuada, pero se comunican con vocalizaciones primarias, gritos y gruñidos, ordenados con intención. La evolución de su cerebro les dirige a capacidades humanas. Pero, como decía, la naturaleza es sabia y no sé si estaría en disposición de soportar a tantas especies pensando a la vez. Así que compensa deslizando a los humanos al espacio que dejan libre los chimpancés. A los plenos del Congreso solo les falta que se lancen excrementos.