No debería resultar sorprendente para nadie que el presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, haya decidido que no se personará como parte en el juicio por la gestión de la dana. Personarse, según la literalidad del concepto, implica comparecer como parte interesada. Ni en materia de comparecencia ni en la de mostrar interés hay precedente positivo en la actitud del líder territorial del PP. Mazón no es impermeable y su única solución para no ahogarse en este aguacero es mantenerse alejado de él. Al menos, hasta que el Tribunal Supremo solicite quitarle el paraguas de su aforamiento. ¿Flotará?