Rajoy conserva la sorna. No se la quitó su expulsión de Moncloa por la condena al PP en el caso Gürtel y no se la va a quitar el espionaje a la oposición durante su Gobierno. Ayer le dijo a Belarra que a él no le importa lo suficiente para investigarla y chispum. Me rejuvenece y retrotrae casi 25 años, a un almuerzo en el que el entonces ministro del Interior de Aznar diagnosticó un giro total de la sociedad vasca en favor de la entente Mayor Oreja-Redondo Terreros. Al preguntarle cómo explicaba su fracaso electoral y la victoria de Ibarretxe, respondió sin levantar la cara del plato: “Precisamente”. Ese es Mariano.