La Rusia de Putin vuelve a dar la medida de su alma –la rusa y la putiniana–. Dos viejos petroleros de la era soviética con más de medio siglo de vida han naufragado a causa de una tormenta en el estrecho de Kerch, provocando un vertido de crudo que amenaza el mar de Azov, que separa Rusia de Crimea, territorio ucraniano anexionado por Putin. 9.000 toneladas de fuel amenazan con generar otra catástrofe medioambiental, además de la de la guerra. Putin promete “la liquidación de las consecuencias”. Miente en la segunda parte, pero liquidar, seguro que liquida algo y a alguien.