Damián Ardanza, como otras tantas personas que vivieron la guerra y la dictadura, no llegó con vida al primer Alderdi Eguna que celebramos en Aralar en 1977. Su hijo, José Antonio, lo recordaba muchas veces: “No llegó por poco. Fue una pena; después de tantos años de espera y resistencia no pudo disfrutar de aquella gran fiesta, y de todo lo que vino después; la democracia, el autogobierno, las instituciones y un partido renacido y fuerte”. Fue una ausencia que siempre acompañó a José Antonio Ardanza. Este primer Alderdi Eguna que celebramos sin él es un buen momento para recordar el compromiso de aquellos que, como Damián, nos transmitieron en casa un sentimiento humanista y un ideal patriótico, o de quienes, como su hijo, el Lehendakari Ardanza, se comprometieron con la recuperación del autogobierno y la convivencia democrática en nuestro país. Alderdi Eguna fue una fecha señalada en el calendario del Lehendakari Ardanza. Era para él, como para muchos y muchas militantes jeltzales, un día de referencia. Desde aquel primer Alderdi Eguna de Aralar no falló una sola vez a nuestra cita, hasta que la enfermedad le impidió volver a Foronda. Participó como padre, marido y alderdikide, en familia; como alcalde de Arrasate y diputado general de Gipuzkoa; como Lehendakari de Euskadi durante catorce años; y desde 1999 hasta 2021, como ex lehendakari. Vivió con emoción el gran reencuentro de 1977. Sintió la alegría de compartir militancia con miles de alderdikides que dieron cuerpo y alma al partido en aquellos primeros años de los 80, en los que recuperamos para la democracia ayuntamientos y diputaciones, momento en el que le tocó asumir responsabilidades municipales y forales. Sufrió, como tantos y tantas militantes, los dolorosos y tensos momentos de la escisión. Y, sin buscarlo, se convirtió, desde 1985 hasta 1998, en su condición de Lehendakari, en uno de los principales protagonistas del Alderdi Eguna, junto al presidente del EBB, Javier Arzalluz. Fueron años en los que fue adquiriendo experiencia y seguridad como gobernante y en los que se ganó la confianza de una parte importante de la sociedad vasca. Esa evolución fue palpable también en sus intervenciones en la tribuna de oradores de la fiesta del PNV. Nunca abandonó su papel institucional, pero siempre encontró en el calor de la militancia un espacio seguro para mostrar su sentimiento e ideología ante quienes llenaban las campas de Salburua y Foronda. Los años posteriores a su salida de Ajuria Enea no fueron seguramente fáciles para él. Finalizado su mandato, un nuevo Lehendakari, Juan José Ibarretxe, inició su propio camino, diferente al que Ardanza había liderado. Después vino el Gobierno del PSE, con el apoyo del PP. Y, más tarde, el Lehendakari Iñigo Urkullu, con quien EAJ-PNV recuperó el liderazgo del país durante tres mandatos. Por poco, no ha podido conocer el inicio de la etapa del Lehendakari Pradales. Ardanza fue todos aquellos años testigo comprometido y privilegiado del desarrollo del autogobierno vasco, o de los sucesivos momentos de bonanza y crisis económica que Euskadi vivió. Sufrió la convulsión provocada por la violencia de ETA y se alegró del final de ésta. Y nos transmitió tanto la emoción de los momentos de satisfacción que hemos vivido como partido, como la tristeza o la preocupación que hemos sufrido en tiempos enrarecidos en lo social y en lo político. Alderdi Eguna era para él, además de un día de fiesta, un termómetro del estado de ánimo de nuestro partido, de sus dirigentes y representantes institucionales y de toda la sociedad vasca. Era y es el escaparate donde hemos mostrado nuestras fortalezas y debilidades como organización política y adonde una y otra vez volvemos para encontrarnos con los nuestros y llenar el saco de la ilusión y la convicción que necesitamos para abordar los retos y compromisos que tenemos contraídos con la sociedad vasca. Si la salud y la vida no se lo hubiesen negado, el Lehendakari Ardanza habría estado hoy en Foronda, para encontrarse con amigas, conocidos y compañeras en nuestro día, el Alderdi Eguna. Habría compartido un día de fiesta y hermandad con la dirección del Partido y con todo su cuerpo social, en un momento de cambio que nos obliga a reflexionar y a acertar en las decisiones que adoptemos, con el objetivo de seguir contando con la confianza de la sociedad vasca y prestarle el mejor servicio en la senda hacia la soberanía y el bienestar. Ese habría sido su deseo.
* Colaborador del Lehendakari Ardanza, en la actualidad es consejero de Seguridad del Gobierno Vasco