Salen los manteros a protestar, Scaramouche, Scaramouche, will you do the Fandango? Si de algo podemos vanagloriarnos en occidente es de la seguridad jurídica, frente a la arbitrariedad, el abuso. Hay quien piensa en la Policía Municipal de Bilbao protegiendo El Corte Inglés en la Gran Vía como ejemplo de los poderosos y que los pobres deben ser defendidos. Y se olvidan de que el imperio de la ley es garantía de los más débiles.
Los poderosos en estado de anarquía no necesitan de la policía, ya se la procuran ellos. No podemos olvidarnos de que es el ordenamiento jurídico el que nos protege a todos de que alguien haga su santa voluntad, y en este lado del Orinoco la fuerza marcaría la ley. Y más en este país donde tenemos Concierto y el detraimiento de recursos en impuestos se refleja en menos dineros para el reparto institucional del que se nutren los presupuestos de nuestras instituciones, pagan a nuestros funcionarios y crean nuestras infraestructuras. Así que ojito con jugar a lo progrewoke porque esto aquí no es en diferido. ¿O es que pagan impuestos los manteros por su actividad económica? Porque claro, ¿cómo lo iban a hacer si los de las txosnas se niegan a jugar con las reglas de esos establecimientos que ofrecen esos productos que han dado en Aste Nagusia? Sí, esos que hemos convenido que son… ah, sí, hosteleros. ¿Cómo les pillaría si alguien anónimo incentivase que se pusieran manteros del bebercio y del comercio en los laterales y enfrente de las txosnas? Ponemos playas urbanas con arena en El Arenal y alrededores (memoria histórica, super triple plus bueno) y como en Benidorm, Denia o Salou. ¡Y pista! Seguro que les gusta. Igual en la próxima Aste Nagusia, por sorpresa, aparece algo de esto. O, por qué no, delante de algunos bares.
Seguridad jurídica. Pagamos impuestos. Y esos impuestos también son por actividad económica. Regular conlleva dar licencias. Ordenar. Eso sí, eso quizás limita que alguien coja una canoa y vaya por la ría de Bilbao con un tipo en un extremo tocando la guitarra y en el otro extremo otro tipo escanciando sidra, sirviendo txakoli o tirando cerveza. ¿Por qué? Pues porque así lo hemos decidido. Para hacer algo hay que pedir permiso. No todos pueden hacer lo que quieran. Si yo quiero organizar un ente que de préstamos tengo que seguir un recorrido. Si lo hago de otra manera igual acabo contratando a Rocky Balboa para ser el gerente de garantías de devolución o entrando en colaboración con la franquicia de Tommy DeVito. En un partido político escuché un chiste, que tenían un acuerdo satisfactorio con el Banco Santander: ellos no se presentaban a las elecciones y los otros no daban préstamos.
Sin entrar en diálogo, ¿cómo ordenar la actividad económica si cualquier persona puede hacer lo que quiera cuando quiera y como quiera sin pedir permiso? ¿Hay algún país donde esto funcione y la situación vaya estupendamente? No veo en el espectro político de los apoyantes de esos manteros nada que se le asemeje a lo que sugieren para Bilbao y para Bizkaia, en definitiva para Euskadi. Eso sí, hay un elemento que lleva por lo menos tres décadas instalado en Estados Unidos y no me gusta. No es nuestra cultura, ¿porqué importar sus problemas culturales?
Hay listos que en el desarrollo de la protesta “por los manteros” hablan contra la policía. Hasta ahí, razonable viniendo de donde vienen porque han sido refractarios a todo órden público destinado a borrar de nuestras calles el terror y todo aquello que lo alimente. Lo vivimos en este país cuando quisieron ver las calles arder. Pero es que ahora utilizan elementos que remiten a la noción de que la policía son fuerzas de ocupación. Sí, la Policía Municipal como si fuera la fuerza de ocupación de una fuerza extranjera. Vamos, como los grises. ¿Se lo pueden imaginar? Y esto viene de las cajitas de distribución estadounidense, donde en sus barrios, sin mezclarse, está el barrio irlandés, el chino, el hindú y el latino. Y por su lado, los Wasp. Por eso en algunos barrios, en su tiempo, dada la composición étnica de la policía, se acuñó ese término.
Lo que tal vez pudiera tener cierto sentido en una batalla cultural en los suburbios de las ciudades de Norteamérica, como Detroit o San Luis, traerlo a pelo a Bilbao no tiene el menor sentido y es un insulto a la bilbainía. Hay que repensar muchas cosas, de acuerdo. ¿En el ámbito de la seguridad? Sí, ¿por qué no? Pero eso no será excusa para que cualquier cosa con esa etiqueta sea aceptable o aceptado. Pues eso, avisados quedan, ea!