TODAVÍA con el cuerpo caliente de las recién pasadas fiestas navideñas, y muy visibles los efectos de polvorones y turrones en algunos y algunas de nosotras, empezamos a hablar ya de la siguiente celebración: el Carnaval. Claro que, en este caso, en vez de comer, lo principal es el disfraz y cuanto más original mejor. Si lo hubiera de amnistía seguro que era el que ganaba por goleada este año. Ante lo etéreo del concepto, no me atrevo a pronosticar a decenas de Carles Puigdemont haciendo chin-chin en Ledesma. Así que vayan haciendo sus apuestas sobre quien o qué triunfará este año.