La abeja andrena, el chinche apestoso, el mosquito tigre. Los expertos advierten de que debemos ir acostumbrándonos a la aparición de nuevos insectos a consecuencia del cambio climático. Aunque el populismo insista en que tener más de treinta grados en octubre no es indicador de nada que nos deba preocupar, el hecho es que vivir con un mercurio elevado ha hecho proliferar en nuestras localidades la presencia de bichos que hasta ahora no eran habituales. De momento, parece que la cosa no va a más porque estas especies no conllevan riesgo para la salud. A la espera de que no cambie la cosa, que de pandemias ya sabemos algo.