ARRANCAMOS el octubre otoñal a más de treinta grados. Y subiendo. Que esto no es normal lo decimos todos y todas casi a diario durante ya demasiado tiempo. No es solo el calor insano, es todo lo que supone. Sabemos que a este ritmo el planeta se va al guano y nosotros con él. Así que hay que hacer sacrificios, pero no está claro que queramos hacerlos. Las ciudades se están adaptando poniendo dificultades a los coches: zonas de bajas emisiones, OTA más dura, peatonalizaciones... Y protestamos, claro. Nos lo ponen difícil. Y caro. No hay derecho. 1 de octubre, 36 grados. Y subiendo.
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