EL PP gobernará con Vox en la Comunidad Valenciana. Hasta aquí, blanco sobre negro, pero en el gris una delgada línea ya casi invisible entre ambas formaciones. El número uno de la formación ultraderechista valenciana fue condenado hace dos décadas por violencia psicológica contra su exmujer. Cómo sería la cosa si hace veinte años, cuando apenas se hablaba de la violencia de género, la Justicia vio delito. En todo caso, para el PP la baja de Carlos Flores era una condición indispensable para la fructificación del acuerdo. ¿La solución? Vox envía a Flores al Congreso y el PP admite el cambio de cromos. Pura hipocresía.