HACE poco más de un año tuvieron lugar unas elecciones que por su contexto, características, resultados y posibles lecturas y análisis me parece oportuno traer a colación en estos momentos tras el desenlace de los comicios del 28-M. Y no exactamente por su carácter político o no, sino porque quizá puedan apuntar ciertas tendencias sociales. Me refiero a las elecciones a la presidencia del Athletic. Había dos candidatos digamos clásicos: ampliamente conocidos por su actividad pública o profesional, contrastados, sólidos, solventes, con respaldo económico y social y con programa. Irrumpió, sin embargo, un aspirante joven, absolutamente desconocido para la inmensa mayoría, sin la extensa experiencia de sus competidores. Arrasó. Este fenómeno, que a mi juicio nadie ha explicado con la precisión necesaria, no es tan ajeno a esa inclinación social general que en el ámbito político suele denominarse “desafección” y que se manifiesta en las elecciones en forma de abstención o voto de castigo. Un distanciamiento que se visualiza y está perfectamente detectado y se expresa en todos los niveles como una acusada crisis de representación. Se vio muy claramente en el movimiento del 15-M o de los indignados del que surgió Podemos –y esa es otra lectura– al grito de “No nos representan”. Pero hay muchos más ejemplos y el caso actual de los ertzainas al margen de los sindicatos es muy significativo porque reúne todas las características y alguna más. Esta es una crisis que afecta a todos los ámbitos: partidos, gobiernos, sindicatos, Iglesia, prensa. Hay una parte social que no se siente representada por nadie, que no quiere intermediario alguno porque se basta y sobra. Al fin y al cabo, todo está en las redes sociales. ¿Qué puede salir mal? Era ya una tendencia en esta sociedad líquida que bien definió Zygmunt Bauman, pero la pandemia la ha sometido a un intenso centrifugado que ha generado más espuma. La sociedad espumosa antesala del populismo que muchos agentes tradicionales también están alimentando. Luego les devorará sin piedad.