ESTAMOS en plena época de prematrículas en la Formación Profesional de Euskadi. A priori, podría parecer que se trata de un periodo más, enmarcado en las diferentes fases que suceden anualmente en el entramado educativo, pero no es así exactamente, ni mucho menos; estamos en una etapa y en un momento que trasciende a lo meramente académico, sin duda. La Formación Profesional no es una etapa educativa más, es una etapa en la que las emociones ocupan un lugar destacado (satisfacción, alegría, comprensión, solidaridad, compañerismo, ilusión, felicidad…) en el itinerario formativo de las personas que apuestan por ella. La Formación Profesional es una amalgama de conocimientos, de competencias, pero sobre todo de emociones, que son las que representan su verdadero valor añadido.

Entrar en la FP y comenzar un nuevo camino es estar inmerso en una corriente de emociones, algunas probablemente ya dadas por perdidas y otras, sin embargo, que reforzarán del crecimiento personal. La FP de Euskadi está edificando un sólido arraigo con la sociedad, con los y las jóvenes, por una parte, por supuesto, por su excelente calidad educativa (tecnología, metodología, equipamientos, inserción laboral…) pero por otra, por la estructura afectiva que consigue tejer entre los chicos y las chicas que integran los ciclos formativos.

Un río de emociones entre el alumnado, entre el profesorado y por qué no, en las empresas (cuantas de ellas participan en esta aventura formativa y social por puro compromiso con nuestra juventud, más allá de necesidades laborales, para poner su granito de arena en el proceso de aprendizaje de nuestros/as jóvenes) que, cada vez más, asumen los objetivos de un escenario común. Para 2024, en Euskadi necesitaremos más de 40.000 empresas para que los chicos y chicas encuentren en ellas otro lugar en el que continuar su aprendizaje.

Sí, queremos y necesitamos acercarnos a los 50.000 jóvenes matriculados en la FP para poder afrontar con garantías el futuro que ya está aquí (automatización, inteligencia artificial, relevo generacional). Para ello, ya se han habilitado muchas más plazas en ciclos nuevos y en diferentes centros de FP (en las familias de Informática, de Electricidad-Electrónica, de Energía…) en los tres territorios.

En la FP, además de conocimientos, de competencias, de inserción laboral, la propuesta es escucharte, comprenderte, orientarte, mojarnos por ti y ayudarte; probablemente no exista otra etapa mejor que la Formación Profesional para dar un paso significativo en la vida.

Estudiantes que llegan a la FP básica sin retos, sin ambición, sin ilusión, con un mar de dudas, de frustraciones, de sinsabores y de otras carencias mucho más descarnadas, y que encuentran en el día a día de su nueva etapa formadora, nuevos estímulos que les permitan avanzar para alcanzar en un futuro cercano, un lugar merecido en la sociedad, en el mundo laboral, su lugar.

Alumnos y alumnas que llegan a los ciclos formativos de grado medio con ganas de explorar formas distintas de aprender, de priorizar otros valores, de ver más de cerca el mundo laboral, y que se sorprenden por muchas novedades que describen más positivamente el proceso de aprendizaje.

Alumnos y alumnas que llegan a los ciclos formativos de grado superior con ganas de progresar, de seguir cualificándose, de continuar explorando nuevos ámbitos de conocimiento, de ver más de cerca la realidad laboral, de disfrutar aprendiendo y, en definitiva, de visualizar mejor su futura aportación personal en ese entorno laboral, que, dicho sea de paso, los necesita imperiosamente.

Durante este mes de mayo es el momento de apostar decididamente por la FP de Euskadi. Una FP variada, cercana, excelente, innovadora, internacional y eficaz, pero, sobre todo, una FP que cuida a las personas. Ya ha comenzado la carrera y nadie debe quedarse al margen.

Presidente de HETEL, Asociación de centros abantean de FP de Euskadi