EL Papa Francisco ha ordenado reabrir la investigación religiosa para “depurar responsabilidades y ayudar a sanar heridas producidas” en el caso Gaztelueta. El Santo padre ha admitido, incluso, que el caso “no fue bien investigado por la Iglesia” y que la voluntad del Vaticano es “aclararlo todo”. Palabras que no son sino un somero ejemplo de que cuando se quiere se puede. El Papa Fransico asume que “todos (y todas) somos esclavos de nuestros pecados”. El problema viene cuando sabiendo que se ha hecho mal no hay acto de contrición para expresar arrepentimiento. Más bien lo contrario.