LA deriva que el sistema energético está teniendo en el estado español es, cuanto menos, errático y contradictorio.

La decisión del Gobierno de Sánchez de impedir la explotación de los recursos gasísticos por un planteamiento, a priori, ecologista se encuentra con una serie de acontecimientos que le empujan a tener que reconsiderar todo lo que había andado.

La guerra de Ucrania coloca al modelo gasístico europeo en una tesitura que obliga a importar gas de EE.UU., generada por fracking, que algunos consideran no se sostiene bajo la pauta ecológica.

EE.UU., Rusia, China, India o Europa consideran el gas como generador de energía verde, igual que la nuclear, sin embargo un planteamiento radical de la izquierda peninsular condena a la pobreza energética a las clases populares. Siendo lehendakari Patxi López, realizó una visita a Texas aprovechando el viaje para anunciar que Euskadi tenía reservas de gas por valor de 50.000 millones de euros, a los precios de entonces, mucho menores que hoy en día.

¿Es posible entender que con la situación creada por la guerra de Ucrania, con la emergencia energética, estemos desaprovechando la oportunidad de utilizar el gas que tenemos en Euskadi? Esta es una locura que no se entiende con un poco de sensatez.

Es necesario un pacto parlamentario para que esto sea posible y nuestra industria y empleo puedan sacar ventaja de ello.

Pero lo que es incomprensible es toda esta historia del gasoducto para Alemania y Europa central que apoya el Gobierno de Sánchez. ¿Está a favor o en contra del gas el Gobierno de Sánchez? Parece que si lo sacan y/o lo consumen otros no hay problema.

Esta es la vergüenza energética, verle a Sánchez con el canciller alemán apostando por el gasoducto o que el Midcat estaría en ocho meses. Esto es una incoherencia de tal tamaño que da vergüenza tener que convivir con semejante cuadro de políticos.

Europa (Bruselas) y EE.UU. deben ser idiotas y quieren lo peor para su gente y Sánchez los corrige.

Tener que pasar por este ridículo no es de recibo y ayudarle en ello no parece la mejor idea.

Estamos a tiempo en el recorrido del proyecto de ley de corregir semejantes desatinos.

Lo coherente en esta coyuntura es aprovechar los recursos existentes y apoyar también a Europa en este momento tan crítico. También esto sería apoyar a Ucrania en su guerra con Rusia. Hay que poner todos los recursos disponibles en ésta “más Europa”.

La Alemania que cierra nucleares y minas de carbón reacciona ante la emergencia energética generada por el ataque ruso a Ucrania. ¿Queremos de verdad ser solidarios con Europa? Les ponemos el gasoducto pero no el gas interior. ¿El gas que pasa por el gasoducto no contamina? Ecologistas de pacotilla gobernando un país, que diría Mikelarena, mientras el pueblo sufre por las tonterías de algunos dirigentes. l