POR casualidad o como indicio de algo peor, en poco tiempo han coincidido varios casos de acuerdos judiciales o prejudiciales que han permitido a varios acusados de agresión sexual aceptar su culpabilidad y eludir la cárcel. Algo le pasa al proceso cuando no anima a una mujer a buscar la justicia y la reparación y debe conformarse con una verdad a medias por evitar pasar por la experiencia de ejercer la acusación. No podemos pretender que la Justicia la sostengan victimas convertidas en heroínas sin antifaz. Cerrar un proceso judicial no es igual que hacer justicia.