YA tenemos otro eslogan para alimentar el populismo que tan buen resultado da a algunos. Dice la presidenta de la Comunidad de Madrid –sí la que ganó unas elecciones cerrando hospitales y abriento tascas en defensa de la libertad de tomar cañas– que no piensa cumplir con las medidas de ahorro energético. Nada de subir el termostato del aire acondicionado; los madrileños serán ahora, además de libres, frescos. La factura la pagamos a escote, por cierto, porque la deuda del Estado es de todos y todas. Y el impacto ambiental, que ya es imposible no ver delante de nuestras narices, también.