AS cosas del morbo arrasan. Por eso, la exposición de vergüenzas íntimas, y sensacionalismo barato, invade las pantallas. Tras semanas de especulaciones, Shakira y Piqué disiparon el otro día la rumorología confirmando su ruptura. Desde ese momento, todos los programas (no solo los de corazón) se volvían Sálvame al cuadrado. Hasta ahí, nada nuevo. El problema comienza cuando un informativo de máxima audiencia (el de Antena 3) dedica un espacio privilegiado a las infidelidades conyugales, y emite un vídeo narrando la vida de la expareja a través de fragmentos de las canciones de ella. Es necesario nutrirse de contenidos fáciles de digerir y ¿qué hay más fácil que amoríos caídos en desgracia por culpa de amantes jóvenes? Antes lo llamábamos telebasura, pero ahora se ha generalizado tanto que es imposible distinguir la mierda en mitad de un vertedero. Además, para que la telebasura exista, tiene que haber otra tele buena, buena. Y la verdad es que todos los medios caen en la audiencia rápida, a base del click. Es una pena que los informativos de las principales cadenas (Telecinco también abordó el asunto) bajen al barro de la degradación con un asunto de cuernos y se abonen a la ordinariez. La tele es como un catering. Es posible que todos los días no te apetezca caviar, pero desde luego lo que no quieres es comer pollo frío y reseco. Pero ojo que todavía tenemos margen para comer más porquerías. l

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