Un miedo grande
REVENIR es un término que proviene de la palabra latina praeventus, que significa "actuar en previsión de", como cuando quitas con la pala el hielo de la acera cubierta de nieve para prevenir las caídas de las personas que pisan en frío. Hoy en día, cuando la realidad dibuja un panorama complicado, la gente actúa con la prevención como bandera del día a día. Lo cuento porque, entre la huelga del transporte y la guerra entre Rusia y Ucrania cuyos efectos se expanden por media Europa, la gente se ha lanzado hacia la acaparación, no fuese que la falta de abastecimiento nos llevase al terrible universo del hambre. Permítanme una curiosidad, mientras que el miedo a un posible desabastecimiento ha dejado estanterías y baldas vacías de algunos productos en los supermercados, en el Mercado de La Ribera los mostradores están llenos de género. Lo que escasea, miren por donde, son los clientes.
Hay, como cuentan desde ese territorio mercantil, una escasez de valentía. Vamos, que faltan hombres y mujeres que se atrevan a acercarse a los puestos para llevarse lo que uno necesita para su consumo en el día a día. Se acapara género, ya lo dije, y hay días de vacía soledad. La calle bien sabe que el hombre prudente sabe prevenir el mal y el hombre valeroso lo soporta sin quejarse.
Mejor es evitar, que remediar, dicen no pocos. Por eso se arremolinan alrededor de los puestos antes que quedarse sin nada que llevarse a la boca, por mucho que los cálculos nos hablen de una cobertura suficiente para las necesidades de la poblacion. Es lo que cantan desde el gran mercado de La Ribera: que no hay tanta carencia como se dice. Pero el mensaje no cala. La psicosis ha llevado al gentío a vaciar los supermercados, como si mañana no tuviésemos nada que llevarnos a la boca. Es un miedo más grande que el hambre.