L gobierno de Israel ha rechazado por antisemita el informe de Amnistía Internacional que acusa al Estado judío de practicar el apartheid del pueblo palestino. Antisemitismo, con lo que tiene de manipulación de la palabra, es la acusación habitual que se aplica a los críticos del sionismo. Se trata de un abuso del lenguaje pensado para aplicarlo como si fuera una palabra que con solo decirla te neutraliza.

Pero lo cierto es que semitas son los pueblos descendientes de la tribu de Sem, uno de los citados en la Biblia. En lingüística el término se utiliza para hacer referencia a los pueblos hablantes de las lenguas semíticas entre las que se encuentran el árabe, el hebreo, el arameo, el fenicio y otras. Si bien, lo curioso es que solamente los judíos hacen uso del antisemitismo, a modo de acusación, y lo aplican a quienes critican las políticas de ocupación y colonización de los territorios palestinos. ¿Por qué los sionistas se apropian en exclusiva de la palabra antisemita?

El Diccionario de la Real Academia Española define antisemita como "que muestra hostilidad o prejuicios hacia los judíos, su cultura o su influencia". Esta definición parece estar de acuerdo con que semita es el pueblo judío, y punto. Pero aun no siendo así, al no haber disputas por la apropiación del término desde otros pueblos hablantes de lenguas semíticas, el sionismo ha tenido el camino fácil para encontrar políticamente una conexión de Israel con la Biblia. Es el pueblo elegido, el más semita de todos. Prácticamente el único.

Fue a finales del siglo XIX que antisemitismo aparece en panfletos que animaban a la hostilidad ideológica y racial contra los judíos. O sea, el término aparece como insulto aplicado a los judíos. Estos últimos asumen la acepción de semitas, inicialmente por su origen lingüistico y cultural y más tarde el sionismo lo acoge para designar de manera impropia una comunidad étnica, lo cual es seudocientífico pero simplifica el objetivo de su propaganda victimista. De este modo se enlaza la siguiente afirmación: el antisemita es antijudío. Afirmación que no se corresponde con la verdad. Hay muchas personas que son antisionistas pero de ninguna manera antisemitas. Es mi caso.

Pero, ¿quiénes son los sionistas? Sionista viene de Sión, un pequeño monte que cuelga sobre Jerusalén. El sionismo es el movimiento político judío centrado en sus orígenes en la formación de un Estado de Israel y, después de la proclamación de este en 1948, en su apoyo y su defensa, que es a lo que se opondrían los antisionistas. Pretender que quienes son contrarios a la ocupación y colonización de los territorios palestinos son antisemitas es sólo un modo obsceno de mentir para justificar su crimen.

El sionismo se basa en tres asunciones fundamentales: a) los judíos son un pueblo: mucho más que una comunidad religiosa (cuestión nacional); b) el antisemitismo y la persecución es un peligro latente para el pueblo judío; y c) Palestina (Eretz Israel) fue y sigue siendo la tierra del pueblo judío. De esta retórica se derivan una serie de supuestos: Israel se define como un Estado judío. No es el país de los israelíes sino de los judíos. Esto quiere decir que a Israel pertenecen todas las personas judías, independientemente del país en que vivan. En cambio, se niega que los árabes que viven en el Estado de Israel, un 20% de la población, sean considerados israelíes con los mismos derechos que los judíos. Esto supone que la práctica, un judío de cualquier parte del mundo tiene más derechos que, por ejemplo, la población árabe que se quedó viviendo en Israel tras la ocupación.

Es verdad que el pueblo judío ha enfrentado prejuicios, hostilidad y persecuciones durante siglos, y la peor manifestación de esto se produjo durante la Segunda Guerra Mundial, cuando seis millones de judíos fueron asesinados por los nazis o sus cómplices en lo que se conoce como el Holocausto. Hay graves responsabilidades europeas en el genocidio nazi contra judíos, gitanos, comunistas, homosexuales y opositores en general. Pero Europa, en lugar de asumir responsablemente los hechos deja que sea la comunidad palestina quien pague la ira de Israel como si tuviera que ver con el holocausto.

El derecho a existir del Estado de Israel apenas es discutido en la comunidad internacional. El texto de Amnistía Internacional no lo cuestiona en absoluto. Lo que hace es recordar a las autoridades israelíes que deben respetar los derechos humanos y por consiguiente poner fin a la ocupación. Veamos que dice el informe de Amnistía Internacional, organización sin cuya existencia el mundo sería un lugar peor:

Amnistía apunta que los palestinos son tratados como un grupo racialmente inferior y se les priva sistemáticamente de sus derechos, de sus tierras y propiedades. Además, de que se les trata como una amenaza demográfica. Señala que se producen asesinatos, torturas, traslados forzosos de personas o la negación de la ciudadanía. La secretaria General de Amnistía, Agnes Callamard, ha pedido a la comunidad internacional "que actúe con determinación contra el crimen de lesa humanidad que se está perpetrando para mantener este sistema del apartheid". La respuesta israelí es realmente patética al arrojar sombras sobre una organización ejemplar.

El ministro de Asuntos Exteriores de Israel, Yair Lapid, ha tildado el informe de antisemita y delirante: "En el pasado, Amnistía era una organización respetada, pero ya no. Hoy es precisamente lo contrario. No es una organización de derechos humanos, sino otra organización radical que se hace eco de la propaganda, sin comprobar rigurosamente los hechos. En lugar de buscar la verdad, Amnistía se hace eco de las mismas mentiras que comparten las organizaciones terroristas".

El Estado de Israel utiliza el escudo acusatorio de antisemitismo para justificar sus cinco NOES que son cinco razones de Estado: No a la retirada del ejército israelí hasta las fronteras de 1967; No a la "creación de un ejército extranjero" (palestino) en Cisjordania; No a la partición de Jerusalén; No al desmantelamiento de los asentamientos de colonos judíos en territorios palestinos; No al retorno de los refugiados palestinos. Los israelíes se encuentran encerrados en la jaula de su propio dogmatismo.

El antisemitismo, como herramienta sionista, sirve para arrojar sospechas y condenas sobre todo el que se opone a la impunidad de Israel. Hay muchos israelíes partidarios de que los palestinos constituyan su propio Estado, que sufren el estigma de antisemitas. Así son tratados los que apoyan el boicot internacional contra un Estado que practica el apartheid.

El sionismo es claramente racista, supremacista ultranacionalista, en el contexto de un régimen institucionalizado de opresión sistemática. La represión justificada desde el antisemitismo ha llegado a Alemania que juzga a activistas judíos pro boicot. Alemania sumida en una culpabilidad que le acompañara hasta el fin de los tiempos no sabe distinguir su responsabilidad por el holocausto de su responsabilidad con los derechos humanos.

Rotundamente no, Amnistía Internacional no es antisemita.* Politólogo especialista en Relaciones Internacionales y Cooperación al Desarrollo