AS tecnologías digitales están cambiando profundamente nuestra vida diaria y la forma de relacionarnos con otras personas, con las empresas o con las Administraciones Públicas. La forma en que trabajamos, nuestros hábitos de consumo y la forma en que accedemos a los bienes y servicios para satisfacer nuestras necesidades están experimentando una notable metamorfosis. Estamos viviendo una revolución que está cambiando todo, que abre un futuro lleno de posibilidades y oportunidades, pero también de graves riesgos.
La Transformación Digital de la economía y la sociedad, en efecto, ofrece enormes posibilidades para mejorar la calidad de vida de las personas y nuestro bienestar. Está teniendo la capacidad de incrementar la productividad, la competitividad, el empleo y la sostenibilidad de la economía.
Pero igualmente, presenta enormes riesgos que tenemos que abordar y reducir al máximo. Hay que evitar el aislamiento social y la brecha digital que puede provocar la hipertecnologización de las relaciones y las gestiones cotidianas. Es necesario garantizar los Derechos Humanos para todas las personas en el nuevo entorno digital. Porque la brecha digital de acceso y capacidad del uso de las redes actúa cada vez más como vector para una nueva causa de exclusión social, afectando especialmente a aquellos colectivos más vulnerables.
Personalmente creo que, en ocasiones, el ser humano está siendo capaz de desarrollar las tecnologías por encima de sus propias capacidades para asimilarlas y para adaptarse a ellas sin provocar graves riesgos de exclusión social y económica. Y eso significa, en consecuencia, que desde los poderes públicos lo que tenemos que hacer es cerrar con urgencia todas esas brechas y humanizar la tecnología. Hago mía la idea central que el getxoztarra Xabier Uribe-Etxebarria, CEO de la empresa vasca de Inteligencia Artificial, Sherpa.ai, transmite con frecuencia y acierto: “No podemos dejar el futuro de la Humanidad exclusivamente en manos de los tecnólogos; debemos comenzar a mirarlo desde un punto de vista humanista”.
Es importante puntualizar también que cuando hablamos de determinados colectivos vulnerables debemos hablar de todos los colectivos vulnerables. Lo son por razones de edad (mayores y menores), pero también los de género, de formación, de nivel de autonomía o de extracción social. Y también, que, si bien la actualidad nos lleva a centrar el debate en los servicios bancarios y financieros, existen otros ámbitos y servicios esenciales para la vida de las personas que también deben merecer nuestra atención.
Hay muchas personas mayores que han llegado tarde al manejo y al conocimiento de los ordenadores y de otras herramientas digitales, que son incapaces de realizar gestiones cotidianas con su banco, con la administración pública o con su médico, y, por tanto, que se ven excluidas de la gestión de temas absolutamente esenciales para su bienestar.
El colectivo de la tercera y cuarta edad expresan con razón su inquietud por la brecha digital y por la dificultad para adaptarse a la exigencia de manejar las nuevas tecnologías. Unas operativas que exigen unas habilidades impuestas para realizar no pocas gestiones por parte de bancos, compañías telefónicas, empresas de seguros, eléctricas o, incluso, las Administraciones Públicas. Con un factor añadido: el dominio de estas tecnologías se hace, en no pocos casos, imprescindible para vencer la soledad. Y es que, en ocasiones, la dificultad para manejarse con estos dispositivos aísla aún más a nuestros mayores, generando graves problemas de salud mental.
El derecho y el principio a la igualdad inherente a las personas debe ser aplicable también en los entornos digitales, incluyendo la no discriminación y la no exclusión. Los poderes públicos debemos impulsar políticas dirigidas a garantizar el acceso efectivo de todas las personas a los servicios y oportunidades que ofrecen los entornos digitales en cualquiera de sus dimensiones. Hay que garantizar el derecho a la no exclusión digital y combatir las brechas digitales en todas sus manifestaciones, convirtiendo a las tecnologías digitales en más cercanas, accesibles y humanas. * Senador EAJ/PNV