OS vamos a repetir las próximas semanas en espacios de opinión como este, pero no se puede negar que es el "Tema", así, con mayúscula y comillas, levantando al aire los dedos índice y corazón de cada mano. Entramos, claro está, en terreno de la crisis del PP. Tan hipnótico como una guerra civil en un país vecino en el que, en líneas generales, sus habitantes te caen entre mal y peor. Es como una final de Champions entre el Real Madrid y el Atlético de Madrid. No tienes favorito, solo interés en ver cómo se destrozan ambos equipos. Asistimos al choque bien provistos de palomitas, que diría Javier Vizcaíno. Nada personal o tal vez sí. Si la cabra tira al monte, lo del PP con la corrupción o la intermediación que llena el bolsillo es para hacérselo mirar. Pero más allá de lo acontecido en este caso concreto, resulta llamativo que el enfrentamiento entre gallos se declarara con escenarios tan dispares. Isabel Díaz Ayuso inició la guerra con un fondo rojo a sus espaldas y Teodoro García Egea aceptó el envite ante el azul con el que se identifica a la derecha en todo el mundo y al PP, entre ellas. Fue casualidad porque el rojo es el color de la Comunidad de Madrid, aunque Ayuso debería haber iniciado las hostilidades en un escenario más neutro. Pero dos fondos tan antagonistas y el tono de las declaraciones anticipan una batalla sin cuartel. Otra cosa es que el sainete acabe con la vida política de uno de los dos gallos o que se llegue al fondo de la cuestión. Mientras, a disfrutar del fuego cruzado.

Asier Diez Mon