O que Vox lleva en el ADN político no lo puede ni lo quiere ocultar. Ahí está su diputado por Alicante José María Sánchez, dado a insultar a las diputadas ajenas llamándolas chillonas un día o brujas ayer mismo, mientras su compañero Espinosa de los Monteros afirmaba que su partido es víctima de acoso y no incitador. Pero lo grave, con serlo el insulto, es que Sánchez se negó a ser expulsado y hubo que suspender la sesión. El respeto democrático se lo fuma, como el puro de sobremesa que paseó ayer por el Congreso amagando con encenderlo. No se sabe si antes hubo copa ni si lo usará como atenuante.