ENTILAR es en una recomendación sanitaria con esto del coronavirus. Los espacios cerrados, en los que entra poco aire o el que entra no se renueva, son lugar propicio para el crecimiento de microorganismos que pueden resultar perniciosos para la salud. Si, además son lugares oscuros, poco alumbrados o directamente opacos a la luz, la cosa alcanza niveles de riesgo endémico. Por eso el cierre a cal y canto de las fachadas de EH Bildu resulta tan pernicioso. No porque debamos suponer que en el caso de Miren Larrion haya nada que contamine expresamente a la coalición sino porque la exacerbada protección de la sigla por parte de sus gestores habla de que la transparencia no es la herramienta para dotar de calidad diferencial a su proyecto político. EH Bildu ha dedicado más palabras a irritarse por la información conocida sobre el caso que a explicar la realidad que ellos conocen sobre el mismo. Más a tratar de poner un ventilador en el que todo el mundo les acosa que a abrir las ventanas para que entre luz y aire fresco. Nadie ha desmentido o matizado la veracidad de lo trascendido. Hay un proceso investigador en marcha pero su sínodo ha sentenciado ya que toda eventual irregularidad es ajena. Y a l omejor sí. Pero el dogma de la infalibilidad en esa congregación también queda en evidencia.