HOY era uno de esos días que no hay necesidad de marcar en el calendario porque lo tenemos interiorizado de tal manera que su solo recuerdo nos enciende las neuronas... y las glándulas gástricas. Santo Tomás constituye el primer día de nuestro almanaque festivo –que suma lo pagano y lo religioso– asociado a las navidades. Así que esta jornada de hoy marca la nueva realidad que vivimos y tanto nos cuesta asumir. Hoy, no. Hoy no hay Santo Tomás, no debe haberlo. Ni en privado. Y asumirlo así, con determinación, nos vacuna para lo que viene.
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