EGURAMENTE, a Fernando Simón le dará un poco igual que le nombren o no hijo predilecto de Zaragoza con motivo del Pilar. A nadie le amarga un dulce pero no le imagino durante sus miles de horas de estudio para formarse como epidemiólogo animándose al grito: "de esta me hacen hijo predilecto de mi pueblo". Pero el caso es que PP, C's y Vox le van a vetar, rompiendo un pacto tradicional de caballeros en el Ayuntamiento de la capital maña. Lo que da idea del papanatismo imperante: quizá el de nombrarle; sin duda el de darle algún valor político a impedirlo.