A sabemos que Vox no va a hablar en euskera en la Cámara de Gasteiz. No lo esperábamos pese a la grata sorpresa de que su parlamentaria esté en disposición de hacerlo. Es una verdadera lástima que Amaia Rodríguez haya permitido que la autocensura -o la estrategia de la provocación- le impida hacer uso de una capacidad de comunicación que solo puede enriquecer. El argumento de la división es más una confesión de los planes de su partido que otra cosa. Mejor pasar página rápido de sus próximos minutos de gloria si van a ser tan huecos como esta exhibición de autoamputación.