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El sacacorchos

Bar, fútbol y playa

L Nuevo Mundo fue una de las expresiones históricas con la que los europeos denominaron al continente americano desde finales del siglo XV como consecuencia del descubrimiento de América en 1492. El adjetivo nuevo se emplea para distinguirlo del Viejo Mundo, es decir, los continentes ya conocidos por los europeos: la propia Europa, Asia y África. Por esa razón se justificaba el uso de un término inédito para designar al continente recién descubierto y encontrado. El Nuevo Mundo de hoy tiene otros porqués pero visto lo que nos aguarda mientras se levanta el telón poco a poco sí parece que las cosas no serán como eran. Al menos en el futuro más reciente o quien sabe si jamás. Nadie lo sabe.

Es curioso que así sea si se juzga cuáles son las añoranzas más repetidas en el pueblo llano, saludados ya a la familia superviviente. Los bares y sus terrazas, el fútbol y la pasión que le rodea y las playas como símbolo de relax y descanso. Bar, fútbol y playa emergen con más fuerza como lo que eran: la laica trinidad del ocio. Por lo que se ve, el encierro ha sido cansado. Bien para quienes se dejaron la piel en la lucha contra el coronavirus que ahí sigue, emboscado y latente, a la espera de una nueva oportunidad; bien para quienes se plantaron sin otra cosa que hacer que mirar las obras, como si cumpliesen con el ritual de una jubilación vital.

De los bares ya se habla en las terrazas con una jarra de cerveza agarrada por la cintura y el fútbol saltará a la palestra a partir de la segunda semana de junio, cuando ya ruede el balón. Hoy se mira el asunto de las playas con ojos de filosofía callejera. El personal añora las palas y las sombrillas y las largas jornadas dorándose al sol. En su agenda se ha incorporado una nueva bandera de color ámbar que anuncia el abarrote en los arenales y las mareas ya darán tanto miedo como las resacas.