CATALUNYA lleva ya demasiado tiempo sometida al pimpampum. Pero ahora la tensión se está agravando irresponsablemente. Vuelve el choque de trenes. Se agita, con tintes electorales, el 155 y se minimiza, con similar intención, sus efectos; se utiliza y manipula la violencia y se niega o minusvalora su alcance y riesgos. Se sostiene -y no, no es por ignorancia: es vileza- que la situación catalana es igual ¡o peor! que los años de plomo en Euskadi y se refuta el riesgo de crear un monstruo. Catalunya necesita y merece sosiego, justo lo que no va a tener en meses.