UNA de la imágenes más relevantes de estos días es la del expresidente de Melilla Juan José Imbroda, encarándose en plan matón de barrio oscuro a su sucesor. Mal perder ha mostrado también el exalcalde de Zalla. Todo esto es más que parte del teatrillo en que se ha convertido la constitución de algunas corporaciones locales: “Es el sillón, estúpido” y, en algunos casos, como el de Imbroda, modus vivendi a cuerpo de virrey. Detengámonos en Melilla. Guadalupe, Saint-Pierre et Miquelon o Reunión, entre otros, son territorios franceses de ultramar -Francia a todos los efectos- que reciben cuantiosas subvenciones tanto de la metrópoli como de la Unión Europea. Pero, no nos perdamos por esos mares, estamos en Melilla: Imbroda se ha quedado sin una jugosa canongía en una “comunidad autónoma” hipersubvencionada. De nada sirve que el señor Imbroda encabezase la lista más votada.

Si se trata de lo de las listas más votadas, la tesis es buena si afecta a los demás. Eso pasa en España y también entre nosotros. El PNV, opción más votada en Galdakao, Durango? no gobernará. Y al revés. En este sentido, sorprende que simpatizantes de la izquierda abertzale llamen “ladrones” a quienes han conseguido más respaldos en el pleno. Forma parte de su tradicional aplicación de la ley del embudo.

¿Qué decir de los respaldos? Los no respaldos de Vox están dando a C’s sabrosos réditos, aunque, claro, ellos no pactan con la ultraderecha ¡faltaría más! Macron y los liberales europeos han avisado ya a los de Rivera-Arrimadas. Ellos dicen que no pactan, que no se qué? pero están en la Junta de Andalucía y en el gobierno de la ciudad de Madrid (con la vicealcaldía) gracias a la extrema derecha. ¿Qué decir de los apoyos de Podemos? Mientras quiere entrar en el Gobierno central, apuntala a EH Bildu contra el PSOE y su socio necesario en la Corte, es decir, el PNV. Sánchez quiere el sillón... pero ¿qué obliga al PNV a apoyar políticas propuestas por Podemos en el Gobierno central? Y, hablando de apoyos: los vascos siguen apoyando al PNV. Centrémonos en Bizkaia. Si bien la gran bolsa de apoyos (valga la redundancia) está en Bilbao y las dos márgenes de la ría (la Bizkaia obrera, ¡qué dirá el último ex ecretario general de mi antiguo sindicato!), hoy (seguimos con márgenes) se gobernará con tranquilidad en los municipios de la margen izquierda de la ría de Mundaka (Urdaibai): Bermeo, Mundaka, Busturia, Sukarrieta, Murueta -con un aumento del 89 % de los votos- Forua, Gernika, Kortezubi y Gautegiz o Ereño. En Lea-Artibai, seguimos en los márgenes, se consolidan Lekeitio, Ispaster, Mendexa y Etxebarria, se recupera Markina y se reducen distancias en Ondarroa. Uno tiene la impresión de que el partido de los jóvenes, la izquierda abertzale, está envejeciendo: es ley de vida.

Sin salir de Bizkaia, en general, los nuevos ediles del PNV son jóvenes, muchos de ellos profesionales bien formados, con experiencia laboral anterior. El alcalde de Bermeo, por ejemplo, tiene 30 años, es graduado universitario y con un empleo en Euskaltzaindia (es filólogo vasco). Aquel mito que identificaba, por ejemplo, a la izquierda abertzale con los jóvenes se queda en eso, en mito. Si no, que se lo pregunten a la sexagenaria Jone Goirizelaia cuando le tocó presidir la mesa de edad en la constitución de Corporación bilbaina.

Los análisis electorales desde la izquierda abertzale, con Iriondo (Gara) a la cabeza, forman parte de un argumentario impuesto desde arriba. Laura Mintegi no tiene empacho en comparar al PNV con el PRI, obviando que, en los últimos cuarenta años, unos se ocupaban de construir, otros ponían todo su empeño en imponer su programa a base de tiros y bombazos. O sea, de destruir. O el que más le gusta a Iriondo: “El PNV solo crece por los votos que recibe del PP”. ¿Y cuándo no hay PP? ¿Eran del PP los votantes de Murueta? Si uno lee con calma los resultados, verá que muchos de los votos del PNV proceden de Eusko Alkartasuna -sobre todo- e incluso de Podemos. EH Bildu queda fueron del gobierno de los grandes municipios y de las instituciones forales mientras Arnaldo, sexagenario como Goirizelaia, envejece en cuerpo y discurso.

Lo del PP y las otras dos derechas, Vox y Ciudadanos, no pinta bien. Ciudadanos, tras los numeritos de Errenteria -metiéndose entre una manifestación de republicanos, que, por cierto, exhibían banderas españolas- y Ugao -olvidándose que la única víctima de ETA del municipio es del PNV- , no llega al 3% de los votos. Los de Vox, ni al 1%. La explicación que da Joseba Arregi (en su análisis-homilía en el diario de Don Celes) a la decrepitud de las tres derechas produce entre hilaridad y aburrimiento. Las tres derechas son “expulsadas”. ¿Quién vota a alguien que predica la recentralización, como poco, y la abolición del sistema foral, cuestiones que afectan al bienestar de la ciudadanía vasca? En un sistema democrático, visto el batiburrillo que tienen montado las tres derechas, a ver quién es capaz de votarles. ¡Ah! Y toda esta cosa escalfada con ETA, 55 años y el olvido? ¿De dónde saca el exclérigo lo de “los 55 años”? Hasta bien entrado 1977, los “malos” eran otros. En Errenteria, por cierto, la Guardia Civil franquista mató a tres personas en mayo de 1977: al anciano Rafael Gómez Jauregui (78 años). Muy cerca falleció atropellado Clemente del Caño a quien la GC obligaba a retirar una barricada, o Gregorio Marichalar, que recibió un disparo en el pecho. Estos asesinatos, ¿se olvidan o no se olvidan? ¡Ah! En esos 55 años Joseba Pagazaurtundua fue militante de ETA. Solo por comentar.

Pero volvamos a la constitución de los gobiernos forales. A pesar de algún sobresalto en Nafarroa, ha ido razonablemente bien, lo que permitirá centrarse en la acción de gobierno mientras que, en otros lares, sigue el debate sobre quién tiene el constitucionalismo más largo o con quién me junto o me dejo de juntar. La estabilidad -y la seriedad- son buenas para el progreso, el empleo estable y de calidad y la calidad de vida de los ciudadanos. Hay que conseguir que los vascos vivan infinitamente mejor que sus vecinos (con nuestros propios medios y desde el realismo). Quizá ha llegado el momento de que las instituciones locales y forales participen decididamente en los fondos que inviertan en las empresas vascas rentables y las fijen en el país e ir instaurando el modelo noruego (en Madrid, las tres derechas han vuelto al ruinoso proyecto de los los juegos olímpicos y la “relaxing cup of café con leche en la Plaza Mayor”. Como en el viejo anuncio de Colón: “Busque, compare y, si encuentra algo mejor, cómprelo”. Eso es lo que desactiva a las tres derechas. Y no solo a ellas: también relega ciertos planteamientos seudorrevolucionarios que van desde la expropiación a la autogestión okupa.

Estamos ante una nueva etapa, una nueva transición. Los vascos están por el progreso. Los otros están como cuando Tip y Coll nos enseñaban a llenar un vaso de agua en perfecto francés: “Comencemos, començón. Empecemos, empeçón”.