Greta Thunberg
L OS sueños sobre cómo serán los hijos empiezan en el mismo momento en el que se decide que es hora de tenerlos. Y ocurre que los sueños están fuera de todo control. Lo sensato por parte del palo sería esperar que su astilla encontrará la cura del cáncer, pero, por lo general, nos conformamos con que juegue en el Athletic. El mundo del revés: Todos los futbolistas debutan en primera jaleados por sus aitas, pero cuando los médicos salvan su primera vida nadie corea su nombre. El caso es que según uno va conociendo las cualidades de su descendencia, midiendo cuáles son sus fortalezas y sus debilidades, borra de la pizarra los apuntes de los sueños y escribe con letra de caligrafía un nuevo futuro que tampoco se va a cumplir. Seguramente casi todos los padres y las madres que han logrado que sus hijos e hijas alcancen el destino que han planeado para ellos han terminado constatando que la criatura no alcanzaba a ser feliz. Y en realidad todo puede ser más fácil de lo que parece si se consigue fomentar el pensamiento crítico y que los críos tengan herramientas para escoger su camino. Es lo que ocurre con Greta Thunberg, la chica sueca de 16 años que ha generado una corriente de protestas en medio mundo en contra del cambio climático. Ella no puede esperar a que los adultos cambien porque sabe que hay que actuar ya para evitar que dentro de 50 años no haya solución. Los padres de los padres del futuro tampoco tenemos tiempo que perder.