Entre la variada oferta de angustias que nos ofrecen todos los días y a todas las horas los medios de comunicación, a Simplicius le está impactando especialmente, la actuación de la ¿justicia? norteamericana en el caso Ibar. Simplicius no tiene elementos de juicio, ni aunque los tuviera entraría en el terreno de su culpabilidad o inocencia, pero sí entra para decir sin miedos ni complejos, que el trato que está recibiendo ese hombre por parte de la ¿justicia? norteamericana es inmoral, innoble, indecente, y antihumano. En un mundo en el que criminales reconocidamente nauseabundos, pasean tranquilamente disfrutando incluso de medallas pensionadas, en el que la ¿justicia? con planeada lentitud, espera a que prescriban los delitos cometidos por sus amigos, ¿no ha pagado Ibar suficientemente aunque sea culpable, con 25 años de cárcel, de ellos 14 en el corredor de la muerte, más de 5.000 días pensando que ese puede ser el último? ¿Y qué me dicen ustedes del espectáculo del juicio? ¿Cómo se puede someter a un ser humano a un trato tan denigrante, que se puede calificar incluso de tortura pública, obligando a un hombre rodeado de policías armados a soportar las sesiones de un juicio, atado el cuerpo con cadenas y con las manos esposadas a la espalda? Horrible crueldad, cada día más presente y menos denunciada.