ETB juega con los sentimientos de los jóvenes vascos que tienen que emigrar en busca de puestos de trabajo que aquí no encuentran. Es un despilfarro, pues es no recuperar el costo para la sociedad formarle profesionalmente y a la hora de generar rentabilidad se queda para beneficio del país que se aprovecha de la necesidad de trabajo del joven y de la falta de criterio de nuestros políticos que ignoran la sangría que supone la marcha al extranjero de jóvenes capacitados. Pero lo repulsivo es el trato paternalista que se da a esos jóvenes exitosos que protagonizan el programa Vascos por el mundo. No se entiende que se les nomine como nuestros embajadores de lujo porque son titulados superiores que han tenido que superar procesos complejos para conseguir puestos de trabajo altamente cualificados, exitosos y bien remunerados y que en las apariciones en ETB son jaleados por el locutor aparentando que todos los jóvenes que salen de la CAPV en busca de futuro son como los que protagonizan el cuento de La Cenicienta. La realidad es que la mayoría que no aparecen en pantalla y han tenido que emigrar malviven trabajando en tareas sin relevancia, que nada tienen que ver sus conocimientos obtenidos en EH. Y lo paradójico es que nuestras autoridades han creado programas para incentivar la repatriación de esos jóvenes que han logrado éxito relevante en el extranjero y les ofrecen becas y sinecuras y en el límite del cinismo se ficha a científicos extranjeros primeros espadas para puestos que deberían estar cubiertos con prioridad por profesionales emigrantes vascos. Se quiere proyectar una imagen idílica internacional de Euskadi. Las instituciones mundiales cuentan con médicos, abogados o filósofos vascos, pero nuestras instituciones prefieren primeras figuras extranjeras.
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