Es una vergüenza que a los pensionistas se les incluya en la RGI, sistema diseñado para unidades familiares en la extrema pobreza o en la indigencia, debido a sus muy bajos ingresos por ser inmigrantes, por no haber cotizado a la Seguridad Social en su debido momento, etc. O sea, por dependientes de la caridad pública. Un pensionista no es un indigente, tiene derecho a una pensión que le proporcione un nivel de vida digno, de manera unipersonal, para eso se cotizó y por lo tanto no debe de depender de la caridad pública. Otra vergüenza es que los pensionistas no tengan derecho a los complementos y compensaciones, que se aplican a otros colectivos, como por ejemplo la compensación por medicamentos, argumentando que forman parte de una unidad familiar, cuyos otros miembros disponen de ingresos. Es lo mismo que si se les dijera que dependan de la caridad de sus familiares. Un pensionista no debería de depender de la caridad de nadie, tiene sus derechos adquiridos con sus aportaciones al sistema de Seguridad Social. En esta situación de defenestración de dignidades y derechos, los pensionistas deberían de analizar muy bien dónde depositan sus votos de ahora en adelante, y apoyar a los que les apoyen. Es lo único que atemoriza al sistema.