Una vez vistos los resultados de Andalucía que pueden extrapolarse al Estado español en unos hipotéticos comicios generales, estos pueden ser un descalabro con la extrema derecha asentada en el poder. Antes de las elecciones, los eruditos de las encuestas que valga la redundancia en esta ocasión han metido la pata hasta la médula, vaticinaban que posiblemente Vox sacase alrededor de uno o dos escaños, cuando en realidad han sido 12. Hasta el 27 de diciembre tienen los partidos para llegar a acuerdos o coaliciones, pero mucho me temo que Andalucía se va a convertir en la ultraderecha de España, pura y dura y el exponente de cara al futuro. La actual presidenta de Andalucía aduce la pérdida de escaños a la fuerte abstención habida, pero la lectura es diferente: Vox tiene caldo de cultivo suficiente para haber sacado los votos que ha sacado. La corrupción, la migración, el alto paro que se registra en Andalucía, la inseguridad ciudadana, etcétera, han sido una parte de los factores más determinantes que han llevado al PSOE a perder las elecciones. Este resultado se puede trasladar a las próximas elecciones generales en las que Vox avisa de que su partido será determinante en toda España y que han llegado para quedarse ya que advierten que son el partido de los indignados; lamentable situación la que se nos aproxima. En nuestra bendita tierra parece que los gurús de las encuestas presagian un escaño en el Parlamento Vasco a Vox y ninguno en la Alcaldía de Bizkaia, de momento; pero visto por desgracia lo ocurrido en Andalucía, ¡ojo! Aquí también el PP, C’s y Vox buscarán caldo de cultivo con críticas de todo tipo. En fin, confío ver cómo reacciona EAJ-PNV, con Juan Mari, Unai e Iñigo, buen baluarte ante próximas elecciones de todo tipo.
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