El pueblo español se ha cargado de argumentos para la cruzada de recuperación del suelo patrio usurpado por Gran Bretaña desde el Tratado de Utrech en 1713. Nos hemos plantado y decidido rechazar el Brexit para que la Pérfida Albion abandone la UE. Por dignidad: o tomamos las armas de acuerdo con la contundente exigencia del ministro Pep Borrell o seguiremos siendo un país humillado. La patria y nuestra gloriosa historia exigen todos los sacrificios necesarios de sus ciudadanos dirigidos por nuestros prestigiosos mandos militares al frente de nuestros ejércitos, como siempre dispuestos a dar su vida. Ofende a nuestra gloriosa historia escuchar las disculpas de otros países que nos acusan de poseer las colonias de Ceuta y Melilla, pues eran españolas antes de crearse Marruecos; además esas tierras fueron regadas con la sangre de nuestros soldados en las guerras en El Annual en las que daban sus vidas porque sustituían para ir al frente a los heroicos hijos de los poderosos que se libraban pagando el cupo. Nuestros ejércitos tienen menos medios que los ingleses, pues es uno de los más poderosos del mundo. Pero los soldados españoles siempre se han distinguido por su bravura y desprecio de la muerte, aunque, es justo reconocerlo, también por la proverbial impericia de sus mandos. Nuestras tropas siempre han sido victoriosas, pues siempre nos ha iluminado la fe y ahora desde el cielo el Generalísimo. Por fin se hará justicia y recuperaremos el imperio que perdimos cuando En España no se ponía el sol.
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