Pobres de ciudad
En la canción de El hombre de negro de Loquillo, nos cuenta y canta que “... lleva el negro por los pobres...” y por una larga lista de víctimas de las más diversas injusticias; y más adelante continúa diciendo “... sé que hay cosas que nunca estarán bien, pero nada es imposible ¡mírame! Yo canto esta canción, qué puedes hacer tú...”. Pues bien, esto me da pie para escribir de los pobres o mendigos de ciudad, con motivo de que el 28 de noviembre es el Día Mundial de las Personas Sin Techo, sin hogar, a los que llamo con todo el respeto que se merecen, “mobiliario animado urbano”, porque los encuentras siempre en la misma esquina, en el mismo banco o escalera, en la misma entrada del supermercado, etc. Forman parte del escenario de tu vida, siendo en él, un personaje más, pero te indigna y te rebela que ese sea su papel, porque crees firmemente que nadie tendría que representarlo, pero no tienes la fuerza y poder suficiente para cambiar su personaje por otro más digno y agradecido. Siendo de mi mayor admiración, quizás por la creencia de mi discapacidad para hacerlo, de las personas que las tratan en su día a día sin paternalismo y normalizada anormalidad.