Es un sinónimo de fascista, pero descafeinado en la conversación vulgar. Fachas fachas son los que se sienten felices en la ultraderecha. Orden y más orden para que nadie les toque el bolsillo. Villanchones y cazurros, nuevos ricos y politiquillos a sueldo. Últimamente están saliendo a la palestra como setas. Lo mismo en América que en Europa, aunque siempre han estado ahí. La mayoría son religiosos. La religión les protege o con ella se sienten protegidos. Menos mal que la gente joven parece más inteligente y va abriendo en canal el sistema tradicional del bipartidismo a turno y han nacido nuevos movimientos que se van consolidando, aunque algunos se les ve el plumero de hijos de papá Banco que cotiza en Bolsa. El otro día los vimos en Alsasua-Altsasu, pueblo navarro que los recibió con estiércol, campanadas y cacerolas: con asco y desprecio. Hay otro tipo de personaje curioso: el vascomán, que llama facha a quien dice ser español. Tampoco es eso. A fin de cuentas, España es un invento sin futuro como otro cualquiera, a pura fuerza.