Desde los sucesos de Altsasu en 2016, si bien todos están de acuerdo en que existió una agresión injustificable, la categorización es diametralmente opuesta. Unos consideran que fue una pelea en horas de copas, aunque evidentemente la Guardia Civil no tiene especial empatía en este entorno, algo que quizás comprendan mejor los mayores de 60 años. Otros ven un acto de terrorismo con premeditación, alevosía? Cierto es que desde el día de autos, el suceso está omnipresente en redes sociales y algunos pretenden aderezarlo como nacionalismo etarra. De ahí que la unión de derechas se haya personado en Altsasu para glorificar a la Guardia Civil. Hasta aquí todo puede entenderse, según el prisma. Pero a quienes han tenido este gesto de adhesión al cuerpo, parece no afectarles tanto que, en su patria, han asesinado a navajazos a un compañero de los guardias navarros. La repercusión mediática nacional y en los foros de derechas, han pasado sin parangón con el altavoz puesto en Altsasu. Diríase que duele más una agresión con fractura en la Nafarroa euskaldun que una muerte en Badajoz o que los Jordis se suban a una furgoneta de la Guardia Civil, más que el intento de asesinato a Sánchez.
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