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Habíase una vez...

Habíase una vez, quien conquistó, de aquella manera, todo lo que pudo con el pretexto de extender la fe única y verdadera, cuyo cumplimiento exigía a sus súbditos, mientras los mandatarios se la acoplaban a sus necesidades y en tiempos no aceptaron el divorcio, aborto, homosexualidad etc., hasta que no pudieron ocultar que en sus filas los pecados eran los mismos y entonces comenzaron a tolerarlos. En sus conquistas, no pidieron permiso de entrada, ni exhibieron cartas de recomendación. Hoy, cuando el flujo migratorio se ha invertido y llegan humanos asediados por el hambre y la injusticia, con mil disculpas se les cierran las puertas del cielo, porque está ya muy lleno y no habrá maná para todos. Se engrandecieron y creyeron ser por derecho patria de medio mundo, pero no quieren ni oír de volver sus humildes orígenes castellano aragoneses, ni aceptar el derecho de otros a su propia identidad.

No todos fueron, ni son así, pero de tal palo tal astilla y los herederos ideológicos de aquellos, con un demagógico postureo de virtudes pretenden volver a sus orígenes con vítores a Dios, patria y rey. Habíase una vez, los sigue habiendo y si no se les pone freno se perpetuarán. Están entre nosotros y por los hechos y dichos los conoceréis.