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Pasión irrefrenable de los jueces

Los políticos mediocres reclaman a jueces a gobernar porque aportan apariencia Y dan imagen de justos. La historia lo desmiente. Marlaska cree que la política es como un tribunal en el que decide qué es y qué no lo justo y el método de solucionar los problemas políticos. Margarita Robles se mete en un barrizal porque cree que cancelando un contrato de bombas inteligentes para Arabia es luchar contra la tiranía. En su ingenuidad quiso dar una lección a los reyes del petróleo. Error, pues ignoraba que Navantia tiene en cartera cinco corbetas para nuestros mejores clientes y dará trabajo a la bahía de Cádiz. Margarita provoca un conflicto internacional y enciende a los trabajadores del astillero. Sale del apuro afirmando que solo estaba en estudio. Zoido, anterior ministro del Interior, solucionó con agudeza el referéndum del 1-O en Catalunya desembarcando legiones piolines . Tuvieron su minuto de gloria, apareciendo en los telediarios de todo el mundo machacando a ancianos, niños y ciudadanos por ejercer su derecho al voto. Baltasar Garzón se vengó de Felipe por no nombrarle ministro, al volver a la Audiencia Nacional, desvelando la trama del GAL y encarcelando a la plana mayor del ministerio. La ingenuidad de Llarena le ha llevado a tener que comparecer ante un juzgado belga por falta de imparcialidad. La vanidad no se sacia en el limitado ámbito de los tribunales y si fracasan vuelven al tribunal donde lamerse las heridas y maquinar la venganza.