No caigamos en la tentación de creer que porque hayamos recibido este 27 una insignificante paga de atrasos compensatorios de la aplicación del IPC está cerrado el caso de nuestras y de las futuras pensiones.
En este pensamiento de autocomplacencia se instala la clase política que se retira a su veraniego agosto en la conviccción de haber cumplido con nuestro colectivo al superar el decretado e ignominioso 0,25% que hasta el caducado señor Rajoy, ante nuestra ofensiva callejera desde principios de año, hubo de contemplar.
Pero no deberemos olvidar que nuestras justas reivindicaciones no han terminado aquí ni calculo que la nueva ministra ofrezca mejores expectativas a la Asociación Estatal en entrevista concertada para el 31.
Por ello, deberemos persistir en nuestro esfuerzo y poblar las calles en concentraciones que se convoquen, sin perturbar nuestra querida Aste Nagusia, pero haciéndonos ver y sentir que estamos vivos. Ni un paso atrás aunque los políticos luzcan bañadores.