HaN transcurridos 24 años desde la aprobación de la Ley de Conservación de la Naturaleza del País Vasco y a pesar de las reformas en ella operadas a lo largo del tiempo, la misma plantea problemas de aplicación debido principalmente al amplio corpus legislativo medioambiental que en el área de protección y conservación del patrimonio natural ha sido impulsado desde la Unión Europea y trasladado a normativa básica estatal.
Sin perder de vista los principios que han impulsado todas las normas anteriormente descritas y que a día de hoy siguen plenamente vigentes, se ha elaborado por parte del Departamento de Medio Ambiente del Gobierno vasco el anteproyecto de Ley de Conservación del Patrimonio Natural de la Comunidad Autónoma del País Vasco, con el que se ha iniciado el proceso de participación pública para su debate y discusión y presentación de alegaciones, para posteriormente iniciar su trámite parlamentario. La citada ley pretende dar respuesta a problemas actuales, respetando siempre el trabajo realizado y corrigiendo aquello que pueda poner en riesgo una evolución equilibrada del patrimonio.
Haciendo un poco de historia, cabe decir que hasta la fecha se ha tratado de luchar para evitar la pérdida de la biodiversidad y en consecuencia luchar por la defensa del patrimonio natural, a través de varias estrategias de conservación. La primera de ellas fue con la declaración de espacios protegidos, que fue iniciada en Estados Unidos con el Parque Nacional de Yellowstone, en 1872. En el Estado español, se inició con el Parque Nacional de Covadonga (hoy, Picos de Europa), que fue declarado en 1916. En el País Vasco, mucho más tarde, en 1994, a través de distintas figuras de protección como los parques naturales, biotopos protegidos y árboles singulares. Concretamente, en el Euskadi, han sido declarados nueve parques naturales (AiakoHarria, Aizkorri-Aratoz, Armañon, Pagoeta, Valderejo, Urkiola, Gorbeia, Izki y Aralar). Los biotopos protegidos han sido: Diapiro de Añana, Gaztelugatxe, Inurritza, Itxina, Lagunas de Laguardia, Meatzaldea-Zona Minera de Bizkaia, Río Leizaran, y Tramo litoral Deba-Zumaia. Y los árboles singulares declarados son 25.
Una segunda estrategia es la protección de especies y hábitats. De esta forma, hace 26 años se aprobó la Directiva Europea de Hábitats, que propició la creación de la Red Natura 2000 de lugares protegidos. La citada Directiva tiene como finalidad asegurar en el futuro los hábitats y especies más amenazadas en Europa por medio de zonas especiales para su protección y conservación.
La Red Natura 2000 es la apuesta europea más decidida para conservar la biodiversidad y su definición en el País Vasco ha contado con un gran proceso de participación ya que los mayores retos a los que se enfrenta la humanidad son detener la pérdida de biodiversidad y combatir el cambio climático. Euskadi aporta a Red Natura 2000, 55 espacios, con una extensión de 1.500 kilómetros cuadrados, superando la media europea en la designación de espacios de la Red Natura, ya que el 23% del País Vasco está incluido en esa figura de protección europea, mientras que la media comunitaria es del 18%.
En Euskadi viven más de 700 especies de animales vertebrados, 1.780 invertebrados y unas 7.600 especies de plantas. De ellas, 46 especies vertebradas se encuentran amenazadas -21 en peligro de extinción-, y 125 especies de flora vascular se encuentran en situación de amenaza, con 54 especies en peligro de extinción. Algunas de las especies más relevantes en peligro de extinción son la rana meridional; águila perdicera, quebrantahuesos, milano real; cangrejo de río común; libélula; murciélago de bosque, nutria, visón europeo; lamprea; amapola violeta, geranio de roca y nenúfar blanco. El declive de muchas especies se debe al deterioro de los hábitats naturales, ya que nuestra comunidad, por sus condiciones orográficas, desarrollo industrial y modelo de población, ha pagado en algunas zonas un alto precio en la conservación del medio natural.
La Red Natura 2000 es clave para asegurar el suministro y mantenimiento de una amplia gama de los servicios de los ecosistemas, en los que se sustentan la prosperidad económica y el bienestar sostenible. Los espacios de la Red Natura en Euskadi constituyen un importante almacén de carbono y eficaz herramienta para mitigar los efectos del cambio climático; también regulan los recursos hídricos y proporcionan agua de calidad para el consumo humano; reducen los costes de reparación que provocan las inundaciones; preservan paisajes que son el principal activo para la recreación y el turismo de naturaleza; y contribuyen decididamente al mantenimiento de la agricultura y de la ganadería tradicional vasca.
Su preservación requiere afrontar importantes retos. Uno de ellos, sin duda, consiste en mejorar los mecanismos de financiación de la Red, que no cuentan con instrumentos específicos, sino que se nutre de la aportación de otros fondos comunitarios, como es el caso del Programa LIFE, que es el único instrumento financiero de la Unión Europea dedicado de forma exclusiva al medio ambiente. En Euskadi, gracias al Programa LIFE-Naturaleza, se han realizado diversos proyectos, como los de conservación de especies de interés comunitario -visón europeo y águila Bonelli en Alava; de hábitats, como la regeneración de dunas en Urdaibai; de erradicación de plantas invasoras, como supuso el tratamiento de eliminación de la ‘Baccharishalimifolia’ conocida popularmente como ‘chilca’, realizada en más de 780 hectáreas de las zonas de Urdaibai, Lea y Txingudi; el proyecto Life+Irekibai de cara a mejorar la conectividad y los hábitats de ríos comprendidos por Navarra y Gipuzkoa; etcétera.
Una adecuada respuesta a estos retos planteados u otros existentes nos va a exigir un esfuerzo de concertación y participación tanto social como institucional para contribuir a la conservación de la biodiversidad y la naturaleza en nuestro país. Esperemos que la futura Ley de Conservación del Patrimonio Natural permite ser una herramienta importante para todo ello.