EL acuerdo arrancado por el PNV al gobierno de Mariano Rajoy tras la reunión del martes entre este y el presidente del EBB, Andoni Ortuzar, por el que a cambio de los votos jeltzales en el Congreso en el debate de totalidad de los Presupuestos Generales del Estado 2018 -reservándose la posición en las enmiendas parciales- logra una revalorización del 1,6% de las pensiones este año, que el IPC sea la referencia en 2019, aumentos de la base reguladora de las de viudedad del 56% y el 60% este año y el próximo y que el denominado Factor de Sostenibilidad no se implante hasta 2023 supone en realidad la mejor enmienda de las que se podían presentar al proyecto de presupuestos configurado inicialmente. En primer lugar, y sobre todo, porque afecta de manera evidente al bienestar de 8.708.127 pensionistas (que perciben 9.583.617 pensiones), el 19% de la población estatal -539.643 en Euskadi, el 24% de los vascos-, y se alinea con las fundadas reivindicaciones que en todo el Estado habían venido realizando los pensionistas ante la notoria pérdida de poder adquisitivo sufrida y que la revalorización del 0,25% que había aplicado el gobierno del PP agudizaba hasta situarla en un 7% de pérdida de capacidad en 2022, según previsiones de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal. En segundo lugar, porque la mejora de las pensiones lograda a cambio del apoyo para rechazar las enmiendas a la totalidad de los presupuestos supone también un monto relevante en la partida dedicada a la Seguridad Social de en torno a 2.000 millones de euros este año, toda vez que la actualización tiene carácter retroactivo. En tercer lugar, porque supone que el Gobierno de Rajoy admita que la revalorización de las pensiones vaya ligada al IPC y, por tanto, que su pretendido axioma de que el sistema no lo resistiría es refutable y habilita las negociaciones del Pacto de Toledo para conseguir la reforma de un sistema que el pasado año sumó 16.800 millones de déficit pese a alcanzar un récord de ingresos por cotizaciones de 110.000 millones. Finalmente, porque sitúa en planos de diálogo y acuerdo lo que hasta ahora eran divergencias tanto para Euskadi -transferencias con la propia Seguridad Social- como para Catalunya, donde por primera vez el mensaje de Rajoy es de reconocimiento del Govern que se forme, disposición al diálogo y derogación del artículo 155.
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