Síguenos en redes sociales:

Ejes para una mejor empleabilidad

El acuerdo suscrito ayer por el Gobierno vasco y Confebask incorpora aspectos de la realidad sociolaboral que también aportan estabilidad a la economía más allá de la mera empleabilidad

EUSKADI encara severos retos económicos y de sostenibilidad de su modelo de bienestar. La actualidad ofrece interesantes debates sobre la solvencia del sistema de pensiones, sobre la calidad del empleo juvenil y sobre los perfiles profesionales que la economía va a demandar en el futuro. En este marco, no exento de conflictividad entre los agentes socioeconómicos por la pugna tradicional sobre el reparto de la plusvalía y el modo de generarla en la actividad empresarial, Gobierno vasco y Confebask definieron ayer un eje de actuación cuyo éxito dependerá de factores internos y externos: del compromiso por el cumplimiento de los itinerarios definidos en el acuerdo y de la disponibilidad de recursos para encararlos. El punto de partida es la perspectiva de una demanda de personal laboral de hasta 100.000 personas hasta el año 2020. La cobertura íntegra de esos empleos por parte de la población local hablaría de reducir el desempleo a niveles de paro técnico, por debajo del 5%. Pero no cabe esperar una consecuencia automática. Hacer realidad ese anhelo exige definir estrategias de empleabilidad y también consolidar un escenario de empleo de calidad que revierta a su vez en el mantenimiento de una capacidad de consumo, de una demanda interna mayor que refuerce el saneamiento de la economía vasca. En el convenio suscrito ayer figuran algunas estrategias clásicas con herramientas adaptadas al momento. La prospección laboral e intermediación pública, la orientación formativa y profesional o el foco sobre el empleo juvenil no son estrategias nuevas pero sí cuentan con herramientas nuevas como las formaciones duales tanto en el nivel de la Formación Profesional como en la universitaria. Frente al temor a que este modelo responda a las necesidades o deseos de la parte que crea actividad -la empresa- perdiendo por el camino la protección de la parte que aporta la fuerza de trabajo -el empleado-, el acuerdo sitúa el foco también en factores que son objeto de legítima demanda social. La calidad en el empleo, la reducción de la temporalidad fomentando la conversión de contratos a indefinidos, la activación de la mujer en el mercado laboral con igualdad real de derechos o la conciliación familiar también forman parte de las estrategias comprometidas. Una acción integral también requiere incorporar esos aspectos.